10.11.08

RESUMEN DE LA MUSICA COLONIAL EN VENEZUELA

La Música en Venezuela durante el siglo XVI

Fundación de la ciudad de Santa Ana de Coro el 26 de julio de 1527*, por el conquistador español Juan de Ampíes

24 de febrero de 1529 gobernador alemán Ambrosio Alfinger

el 21 de julio de 1530 Coro en el tercer (3°) Obispado del Nuevo Mundo
la designación de un Chantre o Maestro de Capilla y un organista

El primer obispo de Coro Rodrigo de Bastidas

En 1534 llega a Coro el Deán de la Catedral de dicha ciudad, presbítero y buen cantor Juan Rodríguez de Robledo

y el religioso, músico y organista Juan Fructos de Tudela

Las funciones de organista debieron cumplirse en algún órgano portátil

Tres años después Rodrigo de Bastidas optó por transformarse en guerrero y ambicioso buscador de El Dorado


las consecuencias de tormentas y fenómenos geológicos y las frecuentes visitas de piratas y saqueadores a la ciudad de Coro, motivaron el traslado
de la capital a Caracas

1582, se construye una iglesia de piedra para la parroquia de Santiago de León (Caracas)

el 16 de Julio de 1591 el Profesor Don Luís Cárdenas Saavedra funda una Escuela, entre cuyas enseñanzas figuraría el Canto Llano.



el primer órgano llegó a Venezuela entre 1590 y 1591


A fines del siglo XVI, los diablitos se incorporaron a las festividades del día de Corpus en la ciudad de Caracas



Qué pasaba en Europa en el siglo XVII ?

En el siglo XVII, es decir en el Barroco Temprano se producen los muy famosos Violines Italianos en Cremona y Brescia, salidos de los talleres de:

Andrea Amati (1520-1611); a quien se le atribuye la paternidad del diseño de los novedosos violines de características novedosas
Son aprendices sus dos hijos, Antonio, Girolamo y su nieto Niccolló; así como también, de su alumno el genial:

Antonio Stradivarius (1644-1737), cuyos violines gozan de extrema perfección.

A su vez, son alumnos de Stradivarius:
Andrea Guarnieri, sus hijos Pietro, Giovanni y Giuseppe, y su sobrino Giuseppe Antonio Guarneri (1698-1744), creador del famoso Guarnieri del Gesú.

Tal vez haya aún existencia cerca de 800 Stradivarius, 250 Guarnieris y sólo 6 originales de Andrea Amati.

Desde que Claudio Monteverdi -padre de la ópera y también cremonés- escribió música para el nuevo instrumento, este ha imperado en la composición occidental. Constituye el cimiento de la sinfonía; da el más importante colorido tonal y, a menudo, la melodía.

El Stradivarius más antiguo data de 1666

Aunque si bien es cierto, a fines del siglo XVII y comienzos del XVIII, no existía todavía un modelo único universalmente adoptado para la conformación de las Orquestas, sí había antecedentes de grupos orquestales muy similares a los que posteriormente, desarrollarían el preclasicismo y el clasicismo.

El grado de virtuosismo alcanzado por muchos instrumentistas permitió que el repertorio orquestal se ampliara notablemente.




La Música en Venezuela durante el siglo XVII


El 20 de junio de 1637, Felipe IV mandaba a erigir en Caracas la Iglesia Catedral; se menciona a Juan García Moreno como el organista de la nueva sede episcopal caraqueña.


En 1669 se reseña la existencia de un clave grande en Caracas, este instrumento le es prestado a Fray Felipe Salgado del Convento de S. Jacinto

En 1671 se crea el cargo de Maestro de Capilla en la Catedral de Caracas y se designa al Pbro. Gonzalo Cordero (¿1620-1679) para ocupar este cargo, al cual se le asignan 300 pesos anuales como pago


El 21 de abril de 1687 es nombrado Maestro de Capilla de dicha Catedral, el Pbro. Don Francisco Pérez Camacho
a él se confiará también en 1689, la enseñanza del Canto Llano y Música figurada en el Colegio Seminario de Sta. Rosa a todos los que deseen aprenderlo, para lo cual se le asigna un sueldo de 200 pesos anuales y 25 adicionales.

a las diez de la mañana acudirá el maestro de música a dar lecciones de canto llano a los seminaristas y demás que quisieren



La Música en la Venezuela del siglo XVIII


El 18 de Diciembre de 1771, el Obispo Mariano Martí instala el Oratorio de los Neristas.

En el sitio donde actualmente se encuentra el templo de Santa Teresa, fundado por Guzmán Blanco, existió el Oratorio de San Felipe Neri y el convento donde habitaban los mejores neristas.

El Padre Pedro Ramón Palacios Sojo Gil de Arriata (1739-99), conocido como el Padre Sojo propone las premisas de su Congregación para el nuevo Oratorio:

Servir a Dios utilizando el arte y la cultura, especialmente la música.
Fundar una Academia de Música.
Promover las Veladas Musicales

Pedro Ramón Palacios y Sojo fue el fundador de la primera escuela de música que hubo en Caracas

Esa calle era muy frecuentada por los músicos Juan Boesi de Caro, Ambrosio Carreño, Juan Manuel y Juan Bautista Olivares, Marcos Pompa, Lino Gallardo, Juan Landaeta, José Antonio Caro, Pedro Nolasco Colón, "maestros y alumnos todos de la Escuela de San Felipe".

Guzmán Blanco, en su afán de renovar la ciudad, aprovechó los muros del convento para levantar la Iglesia de Santa Teresa

El Teatro Nacional fue fundado por el Presidente Cipriano Castro en 1905. Es posible que bajo sus tablas se encuentren tumbos, pues allí estuvo el cementerio del oratorio de San Felipe Neri.



La Escuela de Chacao


El Padre Pedro Palacios y Sojo hacia 1784, designa a Juan Manuel Olivares (1760-1797) como su joven director.

Esta no será una ACADEMIA como tal, es una ETIQUETA ESTILÍSTICA que define al grupo de compositores que por iniciativa del Padre Sojo, se congregaron y trabajaron alrededor de Olivares en la Caracas de entonces y hasta 1799.


Merecen especial mención en este grupo como Maestros de esta Escuela:

José Francisco Velázquez El Viejo (1755-1805)

José Antonio Caro de Boesi (c.1760-1814)

José Angel Lamas, (1775-1814) el más importante compositor del período. Nombrado Bajonista de la Catedral de Caracas en 1796, cargo que ocupó durante 18 años. Su obra más importante es el Popule Meus (1801). Además es autor de una conocida Misa en Re M (1810) para voces y orquesta un Miserere y otras obras religiosas.

Juan José Landaeta, en 1811 crea el Certamen de Música Vocal e Instrumental, proyectado como Escuela de Música con una orquesta anexa. (1780-1814)

José Francisco Velásquez El Joven (1781-1822)
Cayetano Carreño (1774-1836)

Lino Gallardo, compositor y violinista que en 1819 crea una Academia de Música e incluye la formación de una orquesta. (1773-1837)

Juan Meserón, compositor de varias Sinfonías y autor de la obra teórica Explicación y conocimiento de los principios generales de la Música primer texto venezolano de enseñanza musical publicado en 1824. (1779-c.1845)

Pedro Nolasco Colón, organista y compositor
autor de un conocido gradual aleluyático Qualis est, entre otras obras. (17¿?-1813)

4.4.07

Stravinsky


PREAMBULO A LA MUSICA DEL SIGLO XX

LÍMITES CRONOLÓGICOS

A pesar de hablarse de música del siglo XX, debe considerarse que su inicio «oficial» suele fecharse con la aparición del dodecafonismo, ya bien entrado el siglo y terminada la Primera Guerra Mundial, cuando se da la manifestación de toda una serie de experimentos formales que dan lugar a numerosos estilos y corrientes.

CARACTERÍSTICAS GENERALES

Con la fonografía, la radio, el desarrollo de las comunicaciones, etc., los
aficionados comienzan a verse en disposición de juzgar las novedades musicales más rápidamente que nunca. Uno de los resultados de esto es que se valora más que nunca la originalidad, un rasgo ya propio del romanticismo. Los propios compositores están más al tanto de lo que hace el resto, y por tanto, en busca de esa originalidad, la diversidad y el cambio que serán los rasgos distintivos del siglo.

LOS ESTILOS FUNDAMENTALES

La mayoría de los estilos se fundamentan en ciertas características armónicas:
El cromatismo sigue siendo fundamental en la armonía de este siglo. Como
consecuencia extrema del cromatismo se llega al atonalismo, es decir, la total
ausencia de tonalidad central. El austriaco Arnold Schönberg ideó el sistema
dodecafónico, en el que los doce sonidos de la escala tonal se colocan en serie
según un orden escogido por el compositor, pudiendo sólo utilizar esa serie o
unas determinadas variaciones de la misma. Al principio fueron sus alumnos Alban Berg y Anton von Webern los únicos que adoptaron su técnica. Sin embargo, después de treinta o cuarenta años desde su aparición, la mayoría de los compositores del siglo XX utilizaron este sistema.
Basado en el sistema dodecafónico, el serialismo establece un orden para la sucesión de las diferentes figuras y para los niveles de intensidad sonora, por ejemplo, así como para las notas. Se ha llamado también serialismo integral para distinguirlo del serialismo limitado del dodecafonismo. Destacan en este estilo Olivier Messiaen y su alumno Pierre Boulez, junto con Karlheinz, Stockhausen, Ernst Krenek y Milton Babbitt.
La politonalidad, o uso simultáneo de más de una tonalidad.
La modalidad o uso de modos y escalas del renacimiento y anteriores. Béla Bartók utilizó profusamente los modos de la antigua música popular húngara.
La música microtonal, que se basa en la división de la octava en más de los doce sonidos normales, por lo que algunas notas, llamadas «microtonos», suenan un poco más agudos o graves que los sonidos de la escala normal.
Pero también hay estilos cuya novedad no estriba tanto en el ámbito armónico:
El neoclasicismo, en la década de 1920, busca un retorno a la concepción clásica en la que todos los elementos de la composición contribuyan a la claridad de la estructura formal.
En cuanto a sus características armónicas, el neoclasicismo usó de un sentido diferente de la tonalidad al combinar el cromatismo con las formas del barroco y del clasicismo. Los músicos más destacados de esta tendencia serán Igor Stravinsky, Paul Hindemith, Sergei Prokofiev y Dmitri Shostakovich.
La música concreta fue el resultado de la combinación de sonidos grabados al azar en la calle (a comienzos de 1948 por el ingeniero francés Pierre Schaeffer y algunos compositores de París). Con dicho nombre se hacía referencia a una música que contenía ruidos de la vida diaria y sonidos abstractos y artificiales producidos por instrumentos musicales.
La música concreta marcó el comienzo de la música electrónica, en la que equipos electrónicos o computadoras se utilizan como generadores de sonidos para posteriormente modificarlos y combinarlos.
También el azar interviene en la música aleatoria, usando para ello los dados o las cartas, o dejando al intérprete elegir entre varias páginas compuestas, o haciendo que éste interpretase musicalmente ciertos dibujos (música gráfica).
Los músicos más destacados en este apartado son los estadounidenses John Cage y Earle Brown, el argentino Alberto Ginastera y el griego Iannis Xenakis.
Finalmente, la ópera ha seguido teniendo el atractivo de los siglos anteriores.
Entre los compositores de más éxito cabe destacar a Richard Strauss, Hans Werner Henze, George Gershwin y Benjamin Britten.
En tanto, el ballet se revitalizará con compositores como Prokofiev, Bartók, Ravel y Stravinsky.

A pesar de la sorprendente variedad de la música de este siglo, un rasgo común en las obras más vanguardistas es el interés en las cualidades, texturas, densidades y duraciones de los sonidos: por primera este interés ha primado sobre todos los demás, incluyendo la melodía, ausente hoy, y la armonía, tratada como un componente más.

3.1.07

4.12.06

RECUENTO DE LA HISTORIA DE LA MUSICA ACADEMICA EN VENEZUELA: TIEMPOS MODERNOS


Por los años veinte deL siglo xx, se inició en Venezuela un importante proceso de renovación musical animado en gran parte por un ideal nacionalista de restauración. En él participaron activamente músicos como Juan Bautista Plaza, Vicente Emilio Sojo y José Antonio Calcaño, quienes se dedicaron con denuedo a la recopilación de nuestro acervo musical y folklórico, así como al rescate de la institución de la enseñanza musical. El movimiento musical que germinó entonces, tuvo sus raíces en la Escuela de Música y Declamación, hoy Escuela de Música "José Angel Lamas". Como el antiguo edificio que ha servido de sede durante muchos años a la enseñanza musical en Caracas está ubicado en la esquina de Santa Capilla, a los compositores que ahí se formaron se les ha agrupado bajo la denominación "Escuela de Santa Capilla"; se trata del movimiento musical más coherente y completo desplegado en el país desde la Escuela de Chacao, músicos venezolanos que no sólo se destacaron como creadores de gran talento, sino también por su fuerza emprendedora: fundaron instituciones que han sido decisivas en la vida musical venezolana y supieron imprimir a los ritmos y melodías nacionales un extraordinario vigor y una incomparable belleza.

En los primeros años del siglo XX, el país mostraba una imagen desoladora en lo concerniente a las actividades musicales. Exceptuando los bailes, algunas representaciones de óperas y zarzuelas y ciertas iniciativas particulares dirigidas a la interpretación de música de cámara, no existía en Venezuela vida musical. En ese ambiente social se soñaba con una orquesta sinfónica estable y permanente para la capital. Hacia los años veinte, comenzaron los primeros intentos que llevaron a la creación de la Orquesta Sinfónica Venezuela. Curiosamente, el surgimiento de esta orquesta permanece vinculado a la Iglesia Católica, lo mismo que el rico movimiento musical de la colonia venezolana.

Monseñor Ricardo Bartoloni, sacerdote italiano, Secretario de la Nunciatura Apostólica venezolana, era amigo y colaborador de Lorenzo Perosi, Director de la Capilla Sixtina del Vaticano. El año 1921 emprendió el montaje en Caracas de cuatro obras sacras de Perosi: el oratorio La Resurrección de Lázaro, la Misa Pontificial, la Misa Eucarística y la Misa de Requiem. De éstos, el primero de ellos, el del oratorio La Resurrección de Lázaro, es de suma importancia en la historia de la música venezolana porque hubo que reunir un coro de sesenta voces y una orquesta con igual número de instrumentistas. En esta tarea trabajaron, junto a Monseñor Bartoloni, el profesor Vicente Martucci y Monseñor Nicolás E. Navarro. El éxito alcanzado en el montaje del oratorio de Perosi, instó su repetición el día de la celebración del Papa. Para la época, fue realmente una hazaña reunir los músicos suficientes para realizar estos montajes. Este triunfo fue el impulso que aprovechó el Maestro Martucci para intentar fundar una orquesta estable en la ciudad de Caracas. Esta iniciativa fue consolidada el 11 de febrero de 1922 con la constitución de la orquesta de la Unión Filarmónica de Caracas, germen de lo que después, en 1930, sería la Orquesta Sinfónica Venezuela.

Acompañaban a Vicente Martucci en esta gesta, el ilustre violinista y compositor doctor Manuel Leoncio Rodríguez y el violoncelista Andrés Añez. En 1926, después de los loables esfuerzos de sus miembros por mantenerse, la Sociedad, lamentablemente fue disuelta por decisión de sus propios integrantes.

No obstante, los músicos caraqueños de la época siguieron persistiendo en el proyecto de dotar a la ciudad capital de una orquesta sinfónica. El 15 de enero de 1930, se reunió un grupo de músicos, muchos de los cuales habían sido integrantes de la "Unión Filarmónica", y constituyeron la "Sociedad Orquesta Sinfónica Venezuela". Como presidente de esta institución, resultó elegido Vicente Emilio Sojo, pero en vista de que éste no aceptó el cargo y se le concedió a Vicente Martucci. El 24 de junio de ese mismo año, día en que se celebraba la Batalla de Carabobo, se llevó a efecto el primer concierto de esta orquesta en el Teatro Nacional. Al igual que la "Unión Filarmónica", la Orquesta Sinfónica se sostenía con los aportes de sus afiliados, músicos ejecutantes. No es sino hacia el año 1947 cuando, gracias a las influencias políticas de Sojo, la Sociedad Orquesta Sinfónica Venezuela fue incluida en los renglones del presupuesto del Ministerio de Educación, logrando por fin una asignación económica. Desde entonces, sus integrantes percibirían sueldos y asignaciones mensuales por sus labores en la orquesta, por ello sólo podían permanecer en ella artistas de nivel profesional. Quedaron vacantes un 40% de las sillas y el Profesor Pedro Antonio Ríos Reyna fue comisionado para buscar en Europa músicos profesionales idóneos. Fueron contratados entonces un total de 32 profesores ejecutantes extranjeros. Alcanzaba la Orquesta Sinfónica su madurez y podía enfrentar ahora partituras de gran exigencia con gran fidelidad.

La Orquesta Sinfónica Venezuela fue una de las instituciones centrales en la actividad musical del país durante las décadas de los treinta y de los cuarenta. Otra institución fundamental en esa época, cuando el movimiento musical moderno comenzaba a desarrollarse en el país, fue el Orfeón Lamas. Con el Orfeón Lamas se inicia el actual movimiento coral venezolano. Antes no existía en Venezuela ninguna agrupación coral estable. Sorprende saber que esta agrupación, clave dentro de nuestro movimiento musical, tuvo su origen en las "carnestolendas" de enero de 1928, cuando un grupo de músicos, todos disfrazados de ucranianos, salió por las calles caraqueñas, yendo de una residencia a otra de la ciudad cantando con voz timbrada y excelente afinación, sorprendiendo por su maravillosa musicalidad. Ese grupo de jóvenes y alegres músicos estaba formado por Vicente Emilio Sojo, los hermanos Emilio y José Antonio Calcaño, Juan Bautista Plaza, Miguel Angel Calcaño y William Werner. La idea de cantar a coro se les había ocurrido después de entrar en contacto con una agrupación vocal de Ucrania que se había presentado en el Teatro Municipal de Caracas a finales de 1927. Esa alegre unión de músicos fue el germen de lo que sería el Orfeón Lamas: en marzo de 1929 comenzó a reunirse en la residencia de José Antonio Calcaño un grupo de músicos, algunos aficionados, para ensayar piezas de compositores venezolanos; después de unos meses, se agregó a este grupo otro de voces femeninas, completándose así la agrupación coral y constituyéndose un orfeón. Después de un año de ensayo y trabajo arduo, el Orfeón Lamas ofreció su primera presentación en el Teatro Nacional el 15 de julio de 1930.

El repertorio del Orfeón Lamas estuvo constituido por obras de los compositores venezolanos de la Escuela de Santa Capilla, discípulos de Sojo, y por obras sacras de compositores venezolanos de la Colonia. Muchas de las obras coloniales sólo existían como antiguos manuscritos en mal estado de conservación y tuvieron que ser reconstruidas parcialmente. Los conciertos sacros del Orfeón Lamas exigieron y propiciaron una incomparable labor de rescate y difusión de ese repertorio.

La Orquesta Sinfónica Venezuela acompañó siempre al Orfeón Lamas en los famosos Conciertos Sacros iniciados por Sojo en el año 1933, y, desde entonces, se llevaron a cabo con regularidad durante varios años, bajo la batuta de este insigne maestro, todos los Viernes de Concilio en el Teatro Municipal. Es memorable, por ejemplo, el concierto sacro realizado el 31 de marzo de 1933 en el Teatro Municipal, donde participaron aproximadamente cien coralistas y la Orquesta Sinfónica Venezuela; este concierto fue transmitido en vivo a través de la "Broadcasting Caracas" al interior y exterior del país. En 1938, el Orfeón Lamas fue invitado a las celebraciones del IV Centenario de la fundación de la ciudad de Bogotá. Ofreció en aquella ocasión tres exitosos conciertos en el Teatro Colón de la Capital colombiana.

Revisando la historia de estas dos agrupaciones, el Orfeón Lamas y la Orquesta Sinfónica Venezuela, encontramos como pilar fundamental de ellas la vigorosa personalidad de Vicente Emilio Sojo. Lo mismo podemos decir de la enseñanza de la composición musical en el país: la Escuela de Santa Capilla cuyo eje fue este maestro, quien también fue durante años titular de la Cátedra de Composición de la Escuela de Música y Declamación, luego Escuela Superior de Música "José Angel Lamas".

* Vicente Emilio Sojo(Guatire, 1887 - Caracas, 1974)
* Juan Bautista Plaza (Caracas, 1898 - 1965)
* José Antonio Calcaño (Caracas, 1900 - 1978)
* Juan Vicente Lecuna (Valencia, Venezuela, 1891 - Roma, Italia, 1954)
* Miguel Ángel Calcaño (Caracas, 1904 - 1958)
* Eduardo Plaza Alfonzo (Caracas, 1911 - 1980)
* María Luisa Escobar (Valencia, 1912 - Caracas, 1985)


La Escuela de Santa Capilla.

Desde 1940 hasta el año 1964 dominaron la escena musical caraqueña los músicos de la Escuela de Santa Capilla, es decir, los que realizaron estudios en la hoy llamada Escuela José Angel Lamas, ubicada justamente en la caraqueña esquina de Santa Capilla y que fueron discípulos de Sojo. Con estos compositores el Nacionalismo musical venezolana alcanza su máxima expresión. Son artistas de gran sensibilidad social y fieles a los valores espirituales de su pueblo. La elevada calidad que ha dado a sus composiciones una reconocida universalidad, nunca entró en conflicto con el gusto popular del venezolano. Como la música de los compositores de la Escuela de Chacao, las creaciones de los músicos de la Escuela de Santa Capilla han alcanzado gran popularidad, llegando a arraigarse en el recuerdo como rico patrimonio espiritual de la nación.

* Antonio Estévez (Calabozo, Edo. Guárico, 1916 - Caracas, 1988)
* Ángel Sauce (Caracas, 1911 - 1995).
* Evencio Castellanos (Cúa, Edo. Miranda, 1915 - Caracas, 1984)
* Antonio José Ramos (Carúpano, Edo. Sucre, 1901)
* Víctor Guillermo Ramos (Cúa, Edo. Miranda, 1911)
* Inocente Carreño (Porlamar, Edo. Nueva Esparta, 1919)
* Gonzalo Castelanos (Canoabo, Edo. Carabobo, 1926)
* Antonio Lauro (Ciudad Bolívar, Edo. Bolívar, 1917 - Caracas, 1986)
* Carlos Enrique Figueredo (Tocuyito, Edo. Carabobo, 1910 - 1986)
* Moisés Moleiro (Zaraza, Edo. Guárico, 1904 - Caracas, 1979)
* Luis Felipe Ramón y Rivera (San Cristóbal, 1913 - Caracas, 1993)
* José Clemente Laya (Caracas, 1913 - Maracay, Edo. Aragua, 1981)
* Blanca Estrella Veroes de Méscoli (San Felipe, Edo. Yaracuy, 1913 - Caracas, 1987)


Años Cincuenta

En noviembre de 1949, Vicente Emilio Sojo se separó definitivamente de la Orquesta Sinfónica Venezuela. En 1951, esta agrupación realizó su primera gira al exterior; viajó a Lima para participar en las festividades conmemorativas del Cuarto Centenario de la Universidad de San Marcos. En esa ocasión se ejecutaron obras de compositores venezolanos como Antonio Estévez y Evencio Castellanos. El siguiente viaje fue en 1953 a La Habana para celebrar el centenario de José Martí.

Desde su creación, sobre todo a partir de 1950, han pasado por la Orquesta Sinfónica Venezuela, como músicos invitados, insignes directores y solistas de fama internacional. Es memorable la participación de esta agrupación en el Primer Festival de Música Latinoamericana, realizado en Caracas en 1954, donde se reunieron por vez primera los principales músicos latinoamericanos de la época para hacer escuchar su mensaje. Hasta la década de los ochenta, la actividad musical del país se centró fundamentalmente en esta orquesta. Luego han surgido numerosas agrupaciones orquestales en Caracas y en el interior del país, muchas de ellas gracias al empeño del doctor José Antonio Abreu a través de su proyecto de Orquestas Juveniles siendo la actual Orquesta Sinfónica Simón Bolívar su mejor fruto.

El Orfeón Lamas, por otro lado, a partir de la década de los cincuenta experimentó un proceso de decadencia que lo condujo paulatinamente a su total desaparición aproximadamente a comienzos de los años sesenta. Afortunadamente, su presencia había animado la creación de otras agrupaciones similares. En 1942 se fundó en la Universidad Central de Venezuela, por iniciativa de Antonio Estévez, el Orfeón Universitario; al año siguiente, en 1943, Ángel Sauce fundó el Orfeón Juan Manuel Olivares, coral obrera auspiciada por el Ministerio de Educación y de la cual surgió luego la Coral Venezuela. Ambas agrupaciones todavía realizan una loable labor en pro de la cultura nacional. También hay que recalcar que tanto Estévez como Sauce fueron discípulos de Sojo y formaron parte de la primera promoción de maestros compositores formados en el país.

En marzo de 1954, durante el gobierno del general Marcos Pérez Jiménez, se efectuó en Caracas la X Conferencia Interamericana. Para esa ocasión, se construyeron en el país grandes obras de infraestructura como la autopista Caracas - La Guaira, la Avenida Rafael Urdaneta, el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela. Esta última fue sede de tan importante evento. En la misma semana se inauguró el Anfiteatro "José Ángel Lamas", mejor conocido como la Concha Acústica de Bello Monte. Este local fue construido para ser la sede permanente de la Orquesta Sinfónica Venezuela. El acto de inauguración fue un importante acontecimiento que contó con la asistencia del presidente de la República, miembros del gabinete, cuerpo diplomático y delegados a la X Conferencia Interamericana; se efectuó un concierto con la Orquesta Sinfónica Venezuela que en su primera parte fue dirigido por el maestro Vicente Emilio Sojo, y en la segunda parte, por el maestro Wilhelm Fürtwangler, entonces director de la Orquesta Sinfónica de Berlín.

En noviembre de este mismo año se celebró en Caracas el I Festival de Música Latinoamericana, evento donde por prmera vez se dieron cita compositores de diversas regiones del continente.

* Andrés Sandoval (Caracas, 1924)
* Modesta Bor (Juan Griego, edo. Nueva Esparta, 1926)
* José Luis Muñoz (Caracas, 1928 - 1982)
* Raimundo Pereira (Calabozo, edo. Guárico, 1927 - Caracas, 1996)
* Nelly Mele Lara (Caracas, 1922 - 1993)
* Primo Casale (Lombardía, Italia, 1904 - Caracas, 1981)
* Jesús Antonio Calderón (San Juan de Colón, edo. Táchira, 1921)
* Rhazés Hernández López (Petare, edo. Miranda, 1918 - Caracas, 1991)




Contemporaneidad

Tiempos de cambio

En 1961, la pianista de origen francés Monique Duphil estrenó en Mérida los Casualismos para piano de Rhazés Hernández López, obra esta basada en un juego libre de los elementos fundamentales de la técnica dodecafónica: tratamiento atemático de la forma, ausencia de todo sentido descriptivo o anecdótico y de cualquier sentimentalismo melódico y armónico; búsqueda de la sonoridad totalmente pura. Casualismo sería una de las primeras intenciones voluntarias de aprovechar los nuevos procedimientos composicionales que la vanguardia musical del siglo XX estaba brindando.

Por el año 1965, por iniciativa del Dr. Inocente Palacios, se crea el Estudio de Fonología Musical del INCIBA, cuya sede estuvo ubicada en el Anfiteatro José Ángel Lamas, mejor conocido como Concha Acústica de Bello Monte. A pesar de la apatía reinante en Caracas respecto a las entonces novedosas tendencias musicales que se producían en Europa y Estados Unidos, el compositor caraqueño Alfredo Del Mónaco produjo sus primeras piezas electroacústicas: Cromofonías I (1967) y Estudio Electrónico I (1968).

A partir de los años setenta comenzaron a aparecer nuevas agrupaciones orquestales. Dentro de este despliegue de grupos orquestales vale la pena comentar el desarrollo del movimiento de orquestas juveniles. El año 1974, el Dr. José Antonio Abreu creó y dirigió una orquesta juvenil con estudiantes provenientes de las diversas escuelas de música de Caracas, siendo apoyado en este proyecto por el maestro Ángel Sauce. Este esfuerzo desembocó en la creación el año 1975 de la Sociedad Civil Orquesta Nacional Juvenil "Juan José Landaeta". Esta institución creó ese mismo año dos orquestas juveniles más, una en Maracay y otra en Barquisimeto. Tal iniciativa creó un efecto de avalancha, pues las actividades que realizaron estas agrupaciones sirvieron de estímulo para muchos jóvenes que sintieron entusiasmo y deseos de participar en ellas. La Sociedad Civil sintió entonces la necesidad de ampliar sus funciones y de ofrecer también una formación a los ejecutantes que formaban parte de las orquestas juveniles. Pronto, la Orquesta "Juan José Landaeta", actualmente Orquesta Sinfónica "Simón Bolívar", comenzó a realizar giras por Europa y Latinoamérica. Después de varios años de intenso trabajo, en 1979, el gobierno venezolano creó la Fundación del Estado para la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela para garantizar la protección económica de la Sociedad Civil. En la actualidad, después de más de veinte años de actividad musical, el movimiento de orquestas juveniles tiene núcleos en todas partes del país, instituciones de enseñanza musical, incluso a nivel universitario, como el Instituto Universitario de Estudios Musicales (IUDEM), y talleres de luthería. Desde 1982, la O.E.A. aprobó un Proyecto Multinacional de Extensión Latinoamericana y del Caribe tomando como modelo el sistema educativo creado por la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela; comenzaron a desarrollarse entonces orquestas juveniles similares a las de Venezuela en Colombia, Ecuador, y Trinidad. Este movimiento se ha desarollado en tal forma que se ha extendido hasta la creación de orquestas infantiles.

Otras orquestas han aparecido en la capital, como la Orquesta Filarmónica de Caracas -hoy día desaparecida-, la Sinfonietta de Caracas y la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas. La Orquesta Sinfónica Venezuela sufrió un ajuste del cual surgió la actual Orquesta Filarmónica Nacional. Otra agrupación sinfónica de importancia es la Orquesta Sinfónica de Maracaibo. También hay que considerar que las antiguas orquestas juveniles son hoy en día orquestas sinfónicas profesionales de elevado nivel.

Entre los tantos eventos musicales de importancia realizados en el país, cabe mencionar el III Festival de Música Latinoamericana, realizado en Caracas en 1966. Este festival suscitó acaloradas polémicas en el medio musical caraqueño porque en él, nuestros músicos y el público de la capital tuvo que enfrentar obras de factura y concepciones inéditas. Luego, en el año 1977, se realizaron dos festivales de música contemporánea, uno en Maracaibo y otro en Caracas. Hubo varios intentos de resucitar el antiguo festival latinoamericano, pero no fue sino hasta el año 1990, gracias a la valiosa colaboración del Consejo Nacional de la Cultura, CONAC, bajo la dirección del Dr. José Antonio Abreu, entonces ministro de la cultura, cuando se llevó a cabo el IV Festival de Música Latinoamericana en Caracas. Desde entonces se ha venido realizando anualmente este importante evento musical, llegando en 1995 a su novena edición. Este festival, que tiene carácter internacional, es relevante porque en él tenemos oportunidad no sólo de conocer los últimos trabajos de nuestros compositores sino valorar la labor de nuestros intérpretes.



* Alfredo Del Mónaco.
* Isabel Aretz.
* Mabel Mambretti.
* Alberto Grau.


Escuela de Santa Capilla: últimas promociones

* José Antonio Abreu.
* Alba Quintanilla.
* Daniel Milano.
* Juan Bautista Medina.
* Tiero Pezzuti.
* Francisco Rodrigo.
* Luis Morales Bance.
* Leopoldo Igarza.

Vicente Emilio Sojo


Sojo nació en una familia relacionada con la música, dado que sus dos abuelos eran maestros de capilla. En 1896 inició sus estudios de música bajo la tutela del profesor Régulo Rico. En 1906 se muda a Caracas, e ingresa en 1910 a la Escuela de música y decalación, a la vez que contínua su autoaprendizaje de Humanidades. En estos años se inicia en la composición. En 1921 es nombrado profesor de música de la Escuela, a la vez que continúa su labor de composición de obras de diverso estilo para diferentes arreglos instrumentales y vocales. En 1928, en ocasión de la fundación del Orfeón Lamas, escibe su primera obra polifónica.

En 1930 ya es director del Orfeón Lamas. En ese mismo año funda la Orquesta Sinfónica de Venezuela, de la que no es sólo director musical y fundador, sino además su principal impulsor. En 1940 junto a otros compositores, prepara su primer libro con obras para niños venezolanos. En 1944 se gradúa la primera promoción de compositores que han estudiado bajo la tutela de Sojo en la escuela de música José Ángel Lamas.

Sojo también participó en política, siendo miembro fundador del partido Acción Democrática. En 1958 fue elegido senador por el Estado Miranda, y reelegido en 1963.

A Vicente Emilio Sojo se le atribuye la creación de la escuela moderna de música en Venezuela. Para el Orfeón Lamas, compiló y armonizó más de 200 canciones populares y del folklore, logrando un recate significativo de las tradiciones musicales del país. Entre sus obras más importantes podemos mencionar: Misa cromática (1922-1933) y Hodie super nos fulgebit lux (1935). En 1951 recibió el Premio Nacional de Música de Venezuela en reconocmiento a toda su obra.

En su honor se creó la Fundación Vicente Emilio Sojo, instituto de investigación y difusión de la música venezolana y latinoamericana.

RECUENTO DE LA HISTORIA DE LA MUSICA ACADEMICA EN VENEZUELA: TIEMPOS MODERNOS

Por los años veinte deL siglo xx, se inició en Venezuela un importante proceso de renovación musical animado en gran parte por un ideal nacionalista de restauración. En él participaron activamente músicos como Juan Bautista Plaza, Vicente Emilio Sojo y José Antonio Calcaño, quienes se dedicaron con denuedo a la recopilación de nuestro acervo musical y folklórico, así como al rescate de la institución de la enseñanza musical. El movimiento musical que germinó entonces, tuvo sus raíces en la Escuela de Música y Declamación, hoy Escuela de Música "José Angel Lamas". Como el antiguo edificio que ha servido de sede durante muchos años a la enseñanza musical en Caracas está ubicado en la esquina de Santa Capilla, a los compositores que ahí se formaron se les ha agrupado bajo la denominación "Escuela de Santa Capilla"; se trata del movimiento musical más coherente y completo desplegado en el país desde la Escuela de Chacao, músicos venezolanos que no sólo se destacaron como creadores de gran talento, sino también por su fuerza emprendedora: fundaron instituciones que han sido decisivas en la vida musical venezolana y supieron imprimir a los ritmos y melodías nacionales un extraordinario vigor y una incomparable belleza.

En los primeros años del siglo XX, el país mostraba una imagen desoladora en lo concerniente a las actividades musicales. Exceptuando los bailes, algunas representaciones de óperas y zarzuelas y ciertas iniciativas particulares dirigidas a la interpretación de música de cámara, no existía en Venezuela vida musical. En ese ambiente social se soñaba con una orquesta sinfónica estable y permanente para la capital. Hacia los años veinte, comenzaron los primeros intentos que llevaron a la creación de la Orquesta Sinfónica Venezuela. Curiosamente, el surgimiento de esta orquesta permanece vinculado a la Iglesia Católica, lo mismo que el rico movimiento musical de la colonia venezolana.

Monseñor Ricardo Bartoloni, sacerdote italiano, Secretario de la Nunciatura Apostólica venezolana, era amigo y colaborador de Lorenzo Perosi, Director de la Capilla Sixtina del Vaticano. El año 1921 emprendió el montaje en Caracas de cuatro obras sacras de Perosi: el oratorio La Resurrección de Lázaro, la Misa Pontificial, la Misa Eucarística y la Misa de Requiem. De éstos, el primero de ellos, el del oratorio La Resurrección de Lázaro, es de suma importancia en la historia de la música venezolana porque hubo que reunir un coro de sesenta voces y una orquesta con igual número de instrumentistas. En esta tarea trabajaron, junto a Monseñor Bartoloni, el profesor Vicente Martucci y Monseñor Nicolás E. Navarro. El éxito alcanzado en el montaje del oratorio de Perosi, instó su repetición el día de la celebración del Papa. Para la época, fue realmente una hazaña reunir los músicos suficientes para realizar estos montajes. Este triunfo fue el impulso que aprovechó el Maestro Martucci para intentar fundar una orquesta estable en la ciudad de Caracas. Esta iniciativa fue consolidada el 11 de febrero de 1922 con la constitución de la orquesta de la Unión Filarmónica de Caracas, germen de lo que después, en 1930, sería la Orquesta Sinfónica Venezuela.

Acompañaban a Vicente Martucci en esta gesta, el ilustre violinista y compositor doctor Manuel Leoncio Rodríguez y el violoncelista Andrés Añez. En 1926, después de los loables esfuerzos de sus miembros por mantenerse, la Sociedad, lamentablemente fue disuelta por decisión de sus propios integrantes.

No obstante, los músicos caraqueños de la época siguieron persistiendo en el proyecto de dotar a la ciudad capital de una orquesta sinfónica. El 15 de enero de 1930, se reunió un grupo de músicos, muchos de los cuales habían sido integrantes de la "Unión Filarmónica", y constituyeron la "Sociedad Orquesta Sinfónica Venezuela". Como presidente de esta institución, resultó elegido Vicente Emilio Sojo, pero en vista de que éste no aceptó el cargo y se le concedió a Vicente Martucci. El 24 de junio de ese mismo año, día en que se celebraba la Batalla de Carabobo, se llevó a efecto el primer concierto de esta orquesta en el Teatro Nacional. Al igual que la "Unión Filarmónica", la Orquesta Sinfónica se sostenía con los aportes de sus afiliados, músicos ejecutantes. No es sino hacia el año 1947 cuando, gracias a las influencias políticas de Sojo, la Sociedad Orquesta Sinfónica Venezuela fue incluida en los renglones del presupuesto del Ministerio de Educación, logrando por fin una asignación económica. Desde entonces, sus integrantes percibirían sueldos y asignaciones mensuales por sus labores en la orquesta, por ello sólo podían permanecer en ella artistas de nivel profesional. Quedaron vacantes un 40% de las sillas y el Profesor Pedro Antonio Ríos Reyna fue comisionado para buscar en Europa músicos profesionales idóneos. Fueron contratados entonces un total de 32 profesores ejecutantes extranjeros. Alcanzaba la Orquesta Sinfónica su madurez y podía enfrentar ahora partituras de gran exigencia con gran fidelidad.

La Orquesta Sinfónica Venezuela fue una de las instituciones centrales en la actividad musical del país durante las décadas de los treinta y de los cuarenta. Otra institución fundamental en esa época, cuando el movimiento musical moderno comenzaba a desarrollarse en el país, fue el Orfeón Lamas. Con el Orfeón Lamas se inicia el actual movimiento coral venezolano. Antes no existía en Venezuela ninguna agrupación coral estable. Sorprende saber que esta agrupación, clave dentro de nuestro movimiento musical, tuvo su origen en las "carnestolendas" de enero de 1928, cuando un grupo de músicos, todos disfrazados de ucranianos, salió por las calles caraqueñas, yendo de una residencia a otra de la ciudad cantando con voz timbrada y excelente afinación, sorprendiendo por su maravillosa musicalidad. Ese grupo de jóvenes y alegres músicos estaba formado por Vicente Emilio Sojo, los hermanos Emilio y José Antonio Calcaño, Juan Bautista Plaza, Miguel Angel Calcaño y William Werner. La idea de cantar a coro se les había ocurrido después de entrar en contacto con una agrupación vocal de Ucrania que se había presentado en el Teatro Municipal de Caracas a finales de 1927. Esa alegre unión de músicos fue el germen de lo que sería el Orfeón Lamas: en marzo de 1929 comenzó a reunirse en la residencia de José Antonio Calcaño un grupo de músicos, algunos aficionados, para ensayar piezas de compositores venezolanos; después de unos meses, se agregó a este grupo otro de voces femeninas, completándose así la agrupación coral y constituyéndose un orfeón. Después de un año de ensayo y trabajo arduo, el Orfeón Lamas ofreció su primera presentación en el Teatro Nacional el 15 de julio de 1930.

El repertorio del Orfeón Lamas estuvo constituido por obras de los compositores venezolanos de la Escuela de Santa Capilla, discípulos de Sojo, y por obras sacras de compositores venezolanos de la Colonia. Muchas de las obras coloniales sólo existían como antiguos manuscritos en mal estado de conservación y tuvieron que ser reconstruidas parcialmente. Los conciertos sacros del Orfeón Lamas exigieron y propiciaron una incomparable labor de rescate y difusión de ese repertorio.

La Orquesta Sinfónica Venezuela acompañó siempre al Orfeón Lamas en los famosos Conciertos Sacros iniciados por Sojo en el año 1933, y, desde entonces, se llevaron a cabo con regularidad durante varios años, bajo la batuta de este insigne maestro, todos los Viernes de Concilio en el Teatro Municipal. Es memorable, por ejemplo, el concierto sacro realizado el 31 de marzo de 1933 en el Teatro Municipal, donde participaron aproximadamente cien coralistas y la Orquesta Sinfónica Venezuela; este concierto fue transmitido en vivo a través de la "Broadcasting Caracas" al interior y exterior del país. En 1938, el Orfeón Lamas fue invitado a las celebraciones del IV Centenario de la fundación de la ciudad de Bogotá. Ofreció en aquella ocasión tres exitosos conciertos en el Teatro Colón de la Capital colombiana.

Revisando la historia de estas dos agrupaciones, el Orfeón Lamas y la Orquesta Sinfónica Venezuela, encontramos como pilar fundamental de ellas la vigorosa personalidad de Vicente Emilio Sojo. Lo mismo podemos decir de la enseñanza de la composición musical en el país: la Escuela de Santa Capilla cuyo eje fue este maestro, quien también fue durante años titular de la Cátedra de Composición de la Escuela de Música y Declamación, luego Escuela Superior de Música "José Angel Lamas".

* Vicente Emilio Sojo(Guatire, 1887 - Caracas, 1974)
* Juan Bautista Plaza (Caracas, 1898 - 1965)
* José Antonio Calcaño (Caracas, 1900 - 1978)
* Juan Vicente Lecuna (Valencia, Venezuela, 1891 - Roma, Italia, 1954)
* Miguel Ángel Calcaño (Caracas, 1904 - 1958)
* Eduardo Plaza Alfonzo (Caracas, 1911 - 1980)
* María Luisa Escobar (Valencia, 1912 - Caracas, 1985)


La Escuela de Santa Capilla.

Desde 1940 hasta el año 1964 dominaron la escena musical caraqueña los músicos de la Escuela de Santa Capilla, es decir, los que realizaron estudios en la hoy llamada Escuela José Angel Lamas, ubicada justamente en la caraqueña esquina de Santa Capilla y que fueron discípulos de Sojo. Con estos compositores el Nacionalismo musical venezolana alcanza su máxima expresión. Son artistas de gran sensibilidad social y fieles a los valores espirituales de su pueblo. La elevada calidad que ha dado a sus composiciones una reconocida universalidad, nunca entró en conflicto con el gusto popular del venezolano. Como la música de los compositores de la Escuela de Chacao, las creaciones de los músicos de la Escuela de Santa Capilla han alcanzado gran popularidad, llegando a arraigarse en el recuerdo como rico patrimonio espiritual de la nación.

* Antonio Estévez (Calabozo, Edo. Guárico, 1916 - Caracas, 1988)
* Ángel Sauce (Caracas, 1911 - 1995).
* Evencio Castellanos (Cúa, Edo. Miranda, 1915 - Caracas, 1984)
* Antonio José Ramos (Carúpano, Edo. Sucre, 1901)
* Víctor Guillermo Ramos (Cúa, Edo. Miranda, 1911)
* Inocente Carreño (Porlamar, Edo. Nueva Esparta, 1919)
* Gonzalo Castelanos (Canoabo, Edo. Carabobo, 1926)
* Antonio Lauro (Ciudad Bolívar, Edo. Bolívar, 1917 - Caracas, 1986)
* Carlos Enrique Figueredo (Tocuyito, Edo. Carabobo, 1910 - 1986)
* Moisés Moleiro (Zaraza, Edo. Guárico, 1904 - Caracas, 1979)
* Luis Felipe Ramón y Rivera (San Cristóbal, 1913 - Caracas, 1993)
* José Clemente Laya (Caracas, 1913 - Maracay, Edo. Aragua, 1981)
* Blanca Estrella Veroes de Méscoli (San Felipe, Edo. Yaracuy, 1913 - Caracas, 1987)


Años Cincuenta

En noviembre de 1949, Vicente Emilio Sojo se separó definitivamente de la Orquesta Sinfónica Venezuela. En 1951, esta agrupación realizó su primera gira al exterior; viajó a Lima para participar en las festividades conmemorativas del Cuarto Centenario de la Universidad de San Marcos. En esa ocasión se ejecutaron obras de compositores venezolanos como Antonio Estévez y Evencio Castellanos. El siguiente viaje fue en 1953 a La Habana para celebrar el centenario de José Martí.

Desde su creación, sobre todo a partir de 1950, han pasado por la Orquesta Sinfónica Venezuela, como músicos invitados, insignes directores y solistas de fama internacional. Es memorable la participación de esta agrupación en el Primer Festival de Música Latinoamericana, realizado en Caracas en 1954, donde se reunieron por vez primera los principales músicos latinoamericanos de la época para hacer escuchar su mensaje. Hasta la década de los ochenta, la actividad musical del país se centró fundamentalmente en esta orquesta. Luego han surgido numerosas agrupaciones orquestales en Caracas y en el interior del país, muchas de ellas gracias al empeño del doctor José Antonio Abreu a través de su proyecto de Orquestas Juveniles siendo la actual Orquesta Sinfónica Simón Bolívar su mejor fruto.

El Orfeón Lamas, por otro lado, a partir de la década de los cincuenta experimentó un proceso de decadencia que lo condujo paulatinamente a su total desaparición aproximadamente a comienzos de los años sesenta. Afortunadamente, su presencia había animado la creación de otras agrupaciones similares. En 1942 se fundó en la Universidad Central de Venezuela, por iniciativa de Antonio Estévez, el Orfeón Universitario; al año siguiente, en 1943, Ángel Sauce fundó el Orfeón Juan Manuel Olivares, coral obrera auspiciada por el Ministerio de Educación y de la cual surgió luego la Coral Venezuela. Ambas agrupaciones todavía realizan una loable labor en pro de la cultura nacional. También hay que recalcar que tanto Estévez como Sauce fueron discípulos de Sojo y formaron parte de la primera promoción de maestros compositores formados en el país.

En marzo de 1954, durante el gobierno del general Marcos Pérez Jiménez, se efectuó en Caracas la X Conferencia Interamericana. Para esa ocasión, se construyeron en el país grandes obras de infraestructura como la autopista Caracas - La Guaira, la Avenida Rafael Urdaneta, el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela. Esta última fue sede de tan importante evento. En la misma semana se inauguró el Anfiteatro "José Ángel Lamas", mejor conocido como la Concha Acústica de Bello Monte. Este local fue construido para ser la sede permanente de la Orquesta Sinfónica Venezuela. El acto de inauguración fue un importante acontecimiento que contó con la asistencia del presidente de la República, miembros del gabinete, cuerpo diplomático y delegados a la X Conferencia Interamericana; se efectuó un concierto con la Orquesta Sinfónica Venezuela que en su primera parte fue dirigido por el maestro Vicente Emilio Sojo, y en la segunda parte, por el maestro Wilhelm Fürtwangler, entonces director de la Orquesta Sinfónica de Berlín.

En noviembre de este mismo año se celebró en Caracas el I Festival de Música Latinoamericana, evento donde por prmera vez se dieron cita compositores de diversas regiones del continente.

* Andrés Sandoval (Caracas, 1924)
* Modesta Bor (Juan Griego, edo. Nueva Esparta, 1926)
* José Luis Muñoz (Caracas, 1928 - 1982)
* Raimundo Pereira (Calabozo, edo. Guárico, 1927 - Caracas, 1996)
* Nelly Mele Lara (Caracas, 1922 - 1993)
* Primo Casale (Lombardía, Italia, 1904 - Caracas, 1981)
* Jesús Antonio Calderón (San Juan de Colón, edo. Táchira, 1921)
* Rhazés Hernández López (Petare, edo. Miranda, 1918 - Caracas, 1991)




Contemporaneidad

Tiempos de cambio

En 1961, la pianista de origen francés Monique Duphil estrenó en Mérida los Casualismos para piano de Rhazés Hernández López, obra esta basada en un juego libre de los elementos fundamentales de la técnica dodecafónica: tratamiento atemático de la forma, ausencia de todo sentido descriptivo o anecdótico y de cualquier sentimentalismo melódico y armónico; búsqueda de la sonoridad totalmente pura. Casualismo sería una de las primeras intenciones voluntarias de aprovechar los nuevos procedimientos composicionales que la vanguardia musical del siglo XX estaba brindando.

Por el año 1965, por iniciativa del Dr. Inocente Palacios, se crea el Estudio de Fonología Musical del INCIBA, cuya sede estuvo ubicada en el Anfiteatro José Ángel Lamas, mejor conocido como Concha Acústica de Bello Monte. A pesar de la apatía reinante en Caracas respecto a las entonces novedosas tendencias musicales que se producían en Europa y Estados Unidos, el compositor caraqueño Alfredo Del Mónaco produjo sus primeras piezas electroacústicas: Cromofonías I (1967) y Estudio Electrónico I (1968).

A partir de los años setenta comenzaron a aparecer nuevas agrupaciones orquestales. Dentro de este despliegue de grupos orquestales vale la pena comentar el desarrollo del movimiento de orquestas juveniles. El año 1974, el Dr. José Antonio Abreu creó y dirigió una orquesta juvenil con estudiantes provenientes de las diversas escuelas de música de Caracas, siendo apoyado en este proyecto por el maestro Ángel Sauce. Este esfuerzo desembocó en la creación el año 1975 de la Sociedad Civil Orquesta Nacional Juvenil "Juan José Landaeta". Esta institución creó ese mismo año dos orquestas juveniles más, una en Maracay y otra en Barquisimeto. Tal iniciativa creó un efecto de avalancha, pues las actividades que realizaron estas agrupaciones sirvieron de estímulo para muchos jóvenes que sintieron entusiasmo y deseos de participar en ellas. La Sociedad Civil sintió entonces la necesidad de ampliar sus funciones y de ofrecer también una formación a los ejecutantes que formaban parte de las orquestas juveniles. Pronto, la Orquesta "Juan José Landaeta", actualmente Orquesta Sinfónica "Simón Bolívar", comenzó a realizar giras por Europa y Latinoamérica. Después de varios años de intenso trabajo, en 1979, el gobierno venezolano creó la Fundación del Estado para la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela para garantizar la protección económica de la Sociedad Civil. En la actualidad, después de más de veinte años de actividad musical, el movimiento de orquestas juveniles tiene núcleos en todas partes del país, instituciones de enseñanza musical, incluso a nivel universitario, como el Instituto Universitario de Estudios Musicales (IUDEM), y talleres de luthería. Desde 1982, la O.E.A. aprobó un Proyecto Multinacional de Extensión Latinoamericana y del Caribe tomando como modelo el sistema educativo creado por la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela; comenzaron a desarrollarse entonces orquestas juveniles similares a las de Venezuela en Colombia, Ecuador, y Trinidad. Este movimiento se ha desarollado en tal forma que se ha extendido hasta la creación de orquestas infantiles.

Otras orquestas han aparecido en la capital, como la Orquesta Filarmónica de Caracas -hoy día desaparecida-, la Sinfonietta de Caracas y la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas. La Orquesta Sinfónica Venezuela sufrió un ajuste del cual surgió la actual Orquesta Filarmónica Nacional. Otra agrupación sinfónica de importancia es la Orquesta Sinfónica de Maracaibo. También hay que considerar que las antiguas orquestas juveniles son hoy en día orquestas sinfónicas profesionales de elevado nivel.

Entre los tantos eventos musicales de importancia realizados en el país, cabe mencionar el III Festival de Música Latinoamericana, realizado en Caracas en 1966. Este festival suscitó acaloradas polémicas en el medio musical caraqueño porque en él, nuestros músicos y el público de la capital tuvo que enfrentar obras de factura y concepciones inéditas. Luego, en el año 1977, se realizaron dos festivales de música contemporánea, uno en Maracaibo y otro en Caracas. Hubo varios intentos de resucitar el antiguo festival latinoamericano, pero no fue sino hasta el año 1990, gracias a la valiosa colaboración del Consejo Nacional de la Cultura, CONAC, bajo la dirección del Dr. José Antonio Abreu, entonces ministro de la cultura, cuando se llevó a cabo el IV Festival de Música Latinoamericana en Caracas. Desde entonces se ha venido realizando anualmente este importante evento musical, llegando en 1995 a su novena edición. Este festival, que tiene carácter internacional, es relevante porque en él tenemos oportunidad no sólo de conocer los últimos trabajos de nuestros compositores sino valorar la labor de nuestros intérpretes.



* Alfredo Del Mónaco.
* Isabel Aretz.
* Mabel Mambretti.
* Alberto Grau.


Escuela de Santa Capilla: últimas promociones

* José Antonio Abreu.
* Alba Quintanilla.
* Daniel Milano.
* Juan Bautista Medina.
* Tiero Pezzuti.
* Francisco Rodrigo.
* Luis Morales Bance.
* Leopoldo Igarza.

14.11.06

LA TRAGEDIA DE LAS AZORES


El suelo estaba tapizado con papeles mojados. El cura tomó uno. Era una partitura cuya letra comenzaba con estas palabras: GLORIA AL BRAVO PUEBLO! Los ángeles cayeron una noche tormentosa:

A 24 años del accidente aéreo ocurrido en las Islas Azores, donde perdieron la vida 68 personas, entre miembros de la agrupación dirigida por Vinicio Adames y tripulantes de la nave, aún quedan detalles sin aclarar.
La madrugada del 3 de septiembre de 1976 el padre Francisco Dolores, párroco de Angra do Heroísmo, no podía dormir.
Afuera de su cuarto parecía desarrollarse el fin del mundo. Dos tempestades con fatídicos nombres de mujer, Emmy y Frances, se abatían casi simultáneamente sobre las Azores. El sacerdote se incorporó de su cama y se asomó por la ventana. Vientos de 120 kilómetros por hora barrían Terceira, una de las nueve Azores, enclavadas en pleno Océano Atlántico, a 1.333 kilómetros de Lisboa. La visibilidad era casi nula. No se distinguían las luces de las casas. Ni siquiera el balizaje del aeropuerto de Lages, más cercano que el pueblo. Violentas ráfagas de aire y agua se estrellaban contra las ventanas. El cura se aseguró de que estuvieran bien cerradas, y rezó por que las ovejas de su rebaño se hallaran a buen resguardo. Sin embargo supo, antes de correr de nuevo los visillos, que no podría seguir durmiendo. Se acordó entonces de la palabra "Ceraunomancia", la adivinación por medio de las tempestades.
"Insólito arte", pensó, pues cómo se pueden tomar por base de una predicción situaciones climáticas tan eminentemente volubles como las tormentas.
Por ejemplo éstas que ahora asolaban Terceira, se habían originado, como todas, en el Caribe, pero, a diferencia de la mayoría, no se habían desplazado al noroeste para ir a morir en La Florida, sino en dirección noreste, hasta casi arribar a los contrafuertes del continente europeo.
De todas maneras, en las Azores estaban acostumbrados a las tormentas desde que los primeros portugueses las poblaron en el siglo XV. Huracanes, tornados, tifones, ciclones, maremotos, cataclismos. Sólo las enormes piedras volcánicas sembradas en los alrededores habían sobrevivido a las perturbaciones del tiempo y de los siglos, convirtiéndose en testigos mudos de la intemperie.
Pero los aparentes caprichos de la naturaleza obedecían a ocultos designios de Dios contra los que no era oportuno ni prudente rebelarse.
El padre Dolores suspiró resignado, encendió la lámpara sobre una mesa de noche y retomó la lectura de La Divina Comedia en donde la había dejado hacía pocas horas. Era en realidad una relectura, pues años antes ya había sentido escalofríos al bajar los nueve círculos del infierno de la mano de Virgilio. Todavía temblaba al leer la inscripción en la puerta del Averno: "Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate: Dejad toda esperanza, vosotros los que entráis"...

Un Viaje Sospechoso:
Las últimas reuniones del Orfeón Universitario en casa de su director, Vinicio Adames, en Las Palmas, habían sido especialmente bulliciosas. Los casi sesenta miembros del grupo, fundado en 1944 por el maestro Antonio Estévez, estaban entusiasmados con la invitación que les habían formulado para presentarse en el Festival Internacional del Canto Coral a celebrarse a comienzos de septiembre en Barcelona, España. Ya habían terminado las clases y estaban empeñados a toda costa en viajar a la Península y presentarse.
Muchos de ellos eran muchachos de apenas 19 ó 20 años, procedentes del interior, que nunca habían salido del país y veían ahora la oportunidad de conocer otros aires. Su entusiasmo era contagioso. No aceptaban un No frente a sus ansias de vivir, de cantar, de trascender.
Vinicio Adames, apasionado, se dejaba llevar por este entusiasmo, aunque era algo escéptico. La Universidad Central de Venezuela, cuya partida para Cultura era de apenas 0,25% de su presupuesto total, no contaba con recursos para enviar a los muchachos a España. El costo del pasaje por Viasa era de 300 mil bolívares, una fortuna en aquel tiempo. Pero quedaba una posibilidad: el apoyo de la Fuerza Aérea Venezolana, que en otras ocasiones había colaborado con el Orfeón y otros grupos artísticos criollos. Vinicio, abrumado por el empuje de los muchachos, dejó que se organizaran en comisión. Estaban en plena temporada vacacional y no quería desaprovecharla, así que se fue con su esposa Romelia también orfeonista e internacionalista como él y sus tres hijos José Vinicio, de 15 años; Juan Manuel, de 12, y Andreína, de 10, a pasar unos días en Miami.

Mientras tanto, en Caracas, la Federación de Centros Universitarios, dirigida por Pastor Heydra, había solicitado una reunión con el Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez. La agenda empezaba con el tema de la muerte del dirigente de la Liga Socialista, Jorge Rodríguez, y concluía con el viaje del Orfeón Universitario. Pérez ofreció un avión de la FAV, un Hércules C-130. En los días siguientes se concretó el ofrecimiento por las gestiones de los orfeonistas.Sólo faltaba un detalle: el piloto. Entonces contactaron al teniente coronel Manuel Aureliano Vázquez Ocanto, que se encontraba de vacaciones en Maracay, y éste accedió a cumplir la misión con la única condición aceptada; de poder llevar a su esposa. Vázquez no sólo era un veterano piloto, sino que además conocía perfectamente la ruta pues la había transitado en anteriores ocasiones para transportar grupos folklóricos nacionales. Hasta había hecho amigos en las Azores. En pocos días se organizaron dos tripulaciones completas para manejar el enorme aparato.
Los orfeonistas llamaron a Miami a Vinicio y le contaron las buenas nuevas. El director coral decidió regresar a Caracas para viajar con los muchachos. Así lo hizo y su hijo mayor, José Vinicio, decidió venirse con él para estar juntos, pues cumplía 16 años el 1º de septiembre. Al llegar a Caracas, encontraron los preparativos avanzados y el entusiasmo a tope. A Vinicio Adames le ofrecieron un pasaje comercial pero él lo rechazó diciendo: "Yo me voy con mis muchachos". Raúl Delgado Estévez, orfeonista y sobrino del fundador, viajó primero a España para hacer los preparativos de la llegada y alojamiento del grupo.
En esos días, el cartero que llevaba la correspondencia a casa de los Adames, encontró a su amigo Vinicio y le preguntó jovial: "Entonces, maestro. ¿Es verdad que se va de viaje?". "No viajo, me llevan", respondió Adames. Diversos testigos coinciden en señalar que el músico hablaba con reticencia del tema. Trataba de no enfriar la vitalidad de los orfeonistas, pero al parecer no se sentía a gusto. Su malestar se hizo más evidente en Maiquetía al comprobar que el Hércules C-130 no disponía de asientos (este tipo de aviones está diseñado para transporte de tropas y equipos) y una de las 33 muchachas, Mercedes Ferrer, se hallaba embarazada de su esposo, el también orfeonista Juan Ramírez. Sin embargo, los jóvenes no se amilanaron por eso y buscaron acomodo de la mejor manera posible.

El apoyo de la FAV era inapreciable y ellos no pondrían reparos por nimiedades. Siete de los orfeonistas decidieron no ir por motivos personales o de estudios. Los antropólogos Carlos Ríos y María Eugenia Suels, por ejemplo, porque estaban inmersos en un trabajo de campo.
Mientras tanto, Romelia había decidido regresar a Caracas con sus dos hijos pequeños para, al menos, despedirse de Vinicio antes de que se fuera. Logró cupo en un vuelo de Panam, pero el viaje fue en vano: al llegar a Maiquetía descubrió que ya habían despegado. Sus aviones se habían cruzado en la noche de los cielos.

El Noveno Círculo:
El padre Dolores interrumpió la lectura. Un ensordecedor estruendo, como el ruido del fin del mundo, le llegó desde el exterior. Por un momento dudó si era el efecto de la descripción del Dante de los suplicios infernales o algo que, efectivamente, estaba ocurriendo afuera. Se asomó de nuevo por la ventana, pero no pudo ver nada. Entonces decidió salir. Se vistió apresuradamente, se echó encima la chamarra contra el mal tiempo, tomó una linterna y buscó las llaves del Volkswagen. Le parecía que el ruido provenía del cercano aeródromo de la OTAN, en Lages, que operaba desde 1945 en virtud de un tratado entre Estados Unidos y Portugal. Hacia allá se dirigió. La carretera bordeaba la pista. El padre Francisco manejaba lentamente, pegando la cara al parabrisas, tratando de ver más allá del haz de luz de los faros, del limpiaparabrisas, de la cortina de lluvia y viento. Finalmente, como a un kilómetro de la pista, vio algo más allá de un sembradío de maíz: era grande, más que una piedra (él las conocía todas), y parecía el lomo de un dinosaurio. Detuvo el carro a un lado de la vía y se bajó, linterna en mano. Protegiéndose de la intemperie, se dirigió hacia el bulto oscuro. Cuando estuvo cerca se dio cuenta de lo que era: la cola de un avión. Temblando de miedo y de frío se aproximó más aún. Proyectó la luz de la linterna hacia adentro.
Lo que vio lo llenó de espanto: un hombre de ojos claros y una mujer rubia yacían allí, muertos. Algo brillaba en las manos del hombre.
Francisco se fijó mejor: era un diapasón.
El horror apenas había comenzado. Francisco vagó en círculos concéntricos. El suelo estaba tapizado de papeles mojados. Tomó uno.
Era una partitura cuya letra empezaba con estas palabras: "Gloria al Bravo Pueblo...".
Siguió caminando, aterrado ante el espectáculo que, como continuación de la lectura dantesca, se ofrecía ante sus ojos, entre maletas, pedazos de cuerpos humanos, amasijos de metal retorcido, manos sin dueño... Contó nueve pedazos de fuselaje, nueve círculos infernales. Aquella noche su fe flaqueó cuando cayó de rodillas clamando al cielo: "Por qué Dios mío, por qué"...
Ya amanecía, y la tormenta amainaba, cuando le recomendaron que se fuera a descansar. Habían llegado decenas, centenares de personas, que trataban de recomponer aquel rompecabezas mortal: marines de la base, campesinos, pastores, marineros, mujeres mudas y recias con la cabeza cubierta por pañoletas negras, se habían sumado a las tareas de rescate sobreponiéndose al asombro, al temor, a la impotencia.
Antes de retirarse, el padre Francisco Dolores pidió que los restos los trasladaran a la Iglesia de Nuestra Señora de la Misericordia, construida en 1521, donde él oficiaría una misa por el descanso eterno de sus almas. Como no había urnas suficientes, guardaron los restos en bolsas plásticas. Para que cupieran en la capilla, hubo que sacar todos los muebles. Eran, en total, 68 cuerpos. Nadie se había salvado.
Ezequiel Díaz Silva, el periodista que El Nacional enviara apenas 24 horas después, refirió: "Es sorprendente la bondad de los pobladores de esta isla. La tragedia no es sólo venezolana, ellos la han asimilado y las calles se notan tristes. Aquí hay una calidad humana que se hace contagiosa". El último vuelo:
El Hércules C-130 despegó de Maiquetía, hizo un toque técnico en Palo Negro, Maracay, y siguió rumbo a Las Bermudas. En estas islas, situadas al noreste de las Antillas, aterrizó para repostar gasolina. El avión, de casi 50 metros de largo, necesitaba 36.936 litros de combustible para llenar sus tres tanques (uno principal y dos auxiliares situados debajo de los extremos de los planos), y alimentar sus cuatro potentes motores de turbo propulsión de 4.050 caballos de fuerza cada uno, que le permitían alcanzar una velocidad de crucero de 524 kilómetros por hora.
Mientras cargaban la nafta, los orfeonistas aprovecharon para estirar las piernas en el aeropuerto, y algunos de ellos, para escribir tarjetas a sus familiares. Berta Guerra le escribió a su madre: "estamos acostados en la grama y Vinicio discute con el capitán si seguimos o no". Las postales, con vistas turísticas, llegaron después del entierro de sus autores.
Finalmente, el viaje continuó. No había combustible suficiente para llegar al continente europeo, pero estaba previsto hacer otro toque técnico en Lages para repostar de nuevo. A miles de pies sobre el Océano Atlántico, "El Hércules" y "El Coloso" se cruzaron. El Boeing 747 de Viasa venía de Madrid. El piloto advirtió a Vázquez que el radar de Lages no estaba funcionando o lo hacía de manera irregular.
Y que, además, Emmy avanzaba. Vázquez respondió, con orgullo de piloto y de venezolano:
"Llevo aquí al Orfeón Universitario. Haremos todo lo posible por proseguir el viaje. Además, estoy sin combustible."
El Hércules se adentraba en el vórtice de la tormenta. El aparato sufría los embates de los vientos huracanados.Dicen algunos que en la caja negra del aparato quedó registrada no sólo la conversación entre los dos pilotos, sino las voces de los orfeonistas cantando el Himno Nacional, y la de Vinicio Adames tratando de transmitir calma a sus muchachos.
Se acercaban a Terceira. Vázquez intentó establecer comunicación con la Torre de Control. Por alguna extraña razón el encargado no estaba.
En su lugar hablaba un soldado portugués que no sabía inglés.
No se entendían. El Hércules sobrevolaba la isla. Vázquez intentó dos veces el aterrizaje, poniendo en juego toda su pericia de piloto. Pero no pudo hacerlo. Intentó una vez más. "A la tercera va la vencida", tal vez pensó. Pero acaso un error de cálculo sumado a la nula visibilidad, al mal tiempo y, sin duda, a problemas técnicos de la Torre de Control, o todos estos factores juntos, determinaron que el avión se estrellara a escasos doscientos metros de la pista, partiéndose en pedazos a causa del impacto con las rocas volcánicas.
Expedientes secretos:
A 23 años de la tragedia del Orfeón Universitario, aún no se conocen las verdaderas causas, a pesar de que hubo una comisión que se trasladó al lugar del accidente para las averiguaciones pertinentes.
"La FAV hizo un increíble esfuerzo por clarificar el accidente, pero finalmente el gobierno prefirió la confidencialidad. Si hubo informe, no se divulgó", explica Romelia de Adames.
A pesar del tiempo, la herida no cicatriza.
Muchas preguntas impiden el olvido y perturban aún el sueño de familiares y amigos:
¿Por qué, en plena "Venezuela Saudita" se le negó 300 mil bolívares al Orfeón para volar en una línea comercial, que además era del Estado?, ¿Por qué no se devolvieron cuando aún estaban a tiempo?, ¿Por qué el militar estadounidense encargado de la Torre de Control de Lages no estaba en su puesto sino jugando billar?, ¿Por qué transfirieron a Alaska a los marines que estaban esa noche en Lages?, ¿Por qué no funcionó el radar?, ¿Por qué los orfeonistas insistieron tanto en viajar?, ¿Por qué, por qué, por qué?,...
Estas preguntas quedan sin respuesta.
Y la ceraunomancia no sirvió para impedir la tragedia.
Sin embargo, no todo es dolor. Hoy tenemos un nuevo Orfeón Universitario, dirigido por Raúl Delgado Estévez, que fue declarado Patrimonio Artístico de la Nación en 1983, y que ya se ha presentado dos veces en Terceira. La tragedia motivó el interés por Venezuela de los habitantes de Angra do Heroísmo, ciudad que fue declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco, hasta el punto de que se está gestionando la creación de un Centro de Información sobre nuestro país en la muy culta y noble ciudad.
El padre Francisco Dolores estuvo en Caracas y devolvió al Orfeón Universitario el diapasón de Vinicio Adames, después de guardarlo durante veinte años.
En el lugar del accidente, los pobladores erigieron un santuario con las mismas piedras volcánicas. Y en él nunca faltan flores frescas.
Richard Tovar

6.11.06

PREAMBULO A LA MUSICA DEL SIGLO XX

PREAMBULO A LA MUSICA DEL SIGLO XX

LÍMITES CRONOLÓGICOS

A pesar de hablarse de música del siglo XX, debe considerarse que su inicio «oficial» suele fecharse con la aparición del dodecafonismo, ya bien entrado el siglo y terminada la Primera Guerra Mundial, cuando se da la manifestación de toda una serie de experimentos formales que dan lugar a numerosos estilos y corrientes.

CARACTERÍSTICAS GENERALES

Con la fonografía, la radio, el desarrollo de las comunicaciones, etc., los
aficionados comienzan a verse en disposición de juzgar las novedades musicales más rápidamente que nunca. Uno de los resultados de esto es que se valora más que nunca la originalidad, un rasgo ya propio del romanticismo. Los propios compositores están más al tanto de lo que hace el resto, y por tanto, en busca de esa originalidad, la diversidad y el cambio que serán los rasgos distintivos del siglo.

LOS ESTILOS FUNDAMENTALES

La mayoría de los estilos se fundamentan en ciertas características armónicas:
El cromatismo sigue siendo fundamental en la armonía de este siglo. Como
consecuencia extrema del cromatismo se llega al atonalismo, es decir, la total
ausencia de tonalidad central. El austriaco Arnold Schönberg ideó el sistema
dodecafónico, en el que los doce sonidos de la escala tonal se colocan en serie
según un orden escogido por el compositor, pudiendo sólo utilizar esa serie o
unas determinadas variaciones de la misma. Al principio fueron sus alumnos Alban Berg y Anton von Webern los únicos que adoptaron su técnica. Sin embargo, después de treinta o cuarenta años desde su aparición, la mayoría de los compositores del siglo XX utilizaron este sistema.
Basado en el sistema dodecafónico, el serialismo establece un orden para la sucesión de las diferentes figuras y para los niveles de intensidad sonora, por ejemplo, así como para las notas. Se ha llamado también serialismo integral para distinguirlo del serialismo limitado del dodecafonismo. Destacan en este estilo Olivier Messiaen y su alumno Pierre Boulez, junto con Karlheinz, Stockhausen, Ernst Krenek y Milton Babbitt.
La politonalidad, o uso simultáneo de más de una tonalidad.
La modalidad o uso de modos y escalas del renacimiento y anteriores. Béla Bartók utilizó profusamente los modos de la antigua música popular húngara.
La música microtonal, que se basa en la división de la octava en más de los doce sonidos normales, por lo que algunas notas, llamadas «microtonos», suenan un poco más agudos o graves que los sonidos de la escala normal.
Pero también hay estilos cuya novedad no estriba tanto en el ámbito armónico:
El neoclasicismo, en la década de 1920, busca un retorno a la concepción clásica en la que todos los elementos de la composición contribuyan a la claridad de la estructura formal.
En cuanto a sus características armónicas, el neoclasicismo usó de un sentido diferente de la tonalidad al combinar el cromatismo con las formas del barroco y del clasicismo. Los músicos más destacados de esta tendencia serán Igor Stravinsky, Paul Hindemith, Sergei Prokofiev y Dmitri Shostakovich.
La música concreta fue el resultado de la combinación de sonidos grabados al azar en la calle (a comienzos de 1948 por el ingeniero francés Pierre Schaeffer y algunos compositores de París). Con dicho nombre se hacía referencia a una música que contenía ruidos de la vida diaria y sonidos abstractos y artificiales producidos por instrumentos musicales.
La música concreta marcó el comienzo de la música electrónica, en la que equipos electrónicos o computadoras se utilizan como generadores de sonidos para posteriormente modificarlos y combinarlos.
También el azar interviene en la música aleatoria, usando para ello los dados o las cartas, o dejando al intérprete elegir entre varias páginas compuestas, o haciendo que éste interpretase musicalmente ciertos dibujos (música gráfica).
Los músicos más destacados en este apartado son los estadounidenses John Cage y Earle Brown, el argentino Alberto Ginastera y el griego Iannis Xenakis.
Finalmente, la ópera ha seguido teniendo el atractivo de los siglos anteriores.
Entre los compositores de más éxito cabe destacar a Richard Strauss, Hans Werner Henze, George Gershwin y Benjamin Britten.
En tanto, el ballet se revitalizará con compositores como Prokofiev, Bartók, Ravel y Stravinsky.
A pesar de la sorprendente variedad de la música de este siglo, un rasgo común en las obras más vanguardistas es el interés en las cualidades, texturas, densidades y duraciones de los sonidos: por primera este interés ha primado sobre todos los demás, incluyendo la melodía, ausente hoy, y la armonía, tratada como un componente más.

12.10.06

LA SOCIEDAD COLONIAL EN VENEZUELA


La sociedad estaba estructurada en tres capas:

• Los Peninsulares: relativamente pocos en cantidad y depositarios del poder político.

• Los Criollos: detentores de la riqueza del país, excluidos de toda función política, excepto en las municipalidades.

• Masa de peones, esclavos y subproletariado: excluida tanto del poder político como de un usufructo de la riqueza producida. De esta división se derivaba una situación social tensa e inestable.


Cultura Colonial:En el plano cultural, en esta época tomó auge la obra cultural de los misioneros capuchinos, jesuitas y franciscanos, que contribuyeron al desarrollo artístico del país. Un franciscano, Fray Fernando de la Concepción, pintó en Caracas imágenes de santos y obispos hacia 1650. En el siglo siguiente, los aristócratas de la colonia se hacían retratar por artistas españoles llegados a Venezuela, o por artistas criollos como Francisco José de Lerma y José Surita. También destaca Juan Pedro López (1724-1787), abuelo materno de Andrés Bello, como pintor, escultor y fundidor de estatuas. El gran artista de esta época fue Juan Lovera (1778-1841), autor de lienzos históricos como El 19 de Abril de 1810 y El 5 de Julio de 1811, y de los retratos de José Vargas, Coto Paúl y Cristóbal Mendoza. En 1682 se fundó en Caracas un colegio seminario con cátedras de Latín, Teología y Filosofía, que fue convertido en 1725 en Universidad Real y Pontificia. Humboldt, que visitó Caracas en 1799, atestigua en su Viaje a las regiones equinocciales el haber encontrado, en varias familias ricas, amplios intereses culturales, buenos conocimientos de la literatura europea y predilección por la música. Al igual que en toda la porción central y meridional del continente suramericano, la música tradicional de Venezuela diferencia elementos indígenas, negros y mestizos. A partir de 1949-1950 se comenzó a recopilar documentación sobre la corriente musical de las poblaciones indígenas del interior de Venezuela de la época colonial. Estos testimonios demuestran la pertenencia de los grupos más primitivos a la gran familia cultural de los pueblos amazónicos, y la influencia hispano-negra sobre los pueblos más próximos a las costas. Los instrumentos musicales destacados de ese tiempo, como por ejemplo, los gigantescos cuernos de cerca de dos metros de largo, son similares a los conocidos en las tribus brasileñas. La música negra, por su parte, se presenta bastante pura, con ingredientes africanos, pero también se ha apropiado de muchos géneros musicales de origen hispánico. Nace así, una música negra de nuevo tipo, con caracteres híbridos. Su tendencia es la acentuación del carácter hispánico. Los libros, sin excluir los vetados por la Inquisición, circulaban profusamente, y las ideas de la Ilustración fermentaban en las escuelas religiosas y laicas, reformadas por maestros como Montenegro, Escalona, Rodríguez, Echezuria y Sanz. Otros literatos de la época fueron Vicente Tejera y Domingo Navas Spinola (traductor de Horacio, Volney y Racine).En aquel momento no existía en el país una publicación periódica, ni siquiera una imprenta, fue en 1806 cuando Francisco de Miranda trajo una imprenta en sus buques para imprimir sus proclamas revolucionarias y en 1808 comenzó a publicarse La Gazeta de Caracas. En los últimos decenios del siglo XVIII, las ideas progresistas encontraron, en la capital venezolana, uno de sus centros de difusión, y en sus hombres, protagonistas eminentes de la causa independentista americana. Francisco de Miranda (1750-1816), combatiente de la independencia de Estados Unidos y de la Francia revolucionaria antes de intentar la liberación de su patria, y Simón Bolívar (1783-1830), genio militar y político de primer orden y hombre de vasta cultura moderna así atestiguan en sus escritos (cartas, proclamas, discursos, y páginas más literarias como Mi delirio sobre el Chimborazo y La Carta de Jamaica). Se distingue el historiador José de Oviedo y Barños (1671-1738), con Historia de la conquista y población de la Provincia de Venezuela (1723) que es la única obra de importancia, producida en el país en el curso de los tres siglos coloniales.

8.10.06

BIENVENIDOS A HISTORIA DE LA MUSICA TRES




El curso de Historia de la Música tres consta de dos partes. En una de ellas estudiaremos la evolución de la música académica en Venezuela, desde los tiempos de la colonia hasta nuestros días. Y en la otra parte haremos un viaje de conocimiento de las diferentes vertientes de la música occidental desde finales del siglo XIX también hasta nuestros días. Aquí veremos cómo la música, con sus manifestaciones claras en los siglos anteriores, como por ejemplo la música del barroco, el clasicismo y el romanticismo, comienza a diversificarse a medida que los compositores empiezan a experimentar con nuevas formas, nuevos ritmos, con la inclusión de nuevos instrumentos, entre ellos los novedosos instrumenos electrónicos, y nos dan entonces un abanico de posibilidades que incluyen hasta la "no música" dentro de la música. Este curso está concebido como un curso de proyectos, así que esta vez el peso mayor de su desarrollo estará centrado en el alumno. Este deberá realizar un mínimo de tres proyectos en el año para obtener su nota aprobatoria.

22.9.06

LINKS UTILES


Correo Carlos Winkelmann
carloswf@cantv.net

Sobre la música en la colonia: http://www.geocities.com/Athens/Parthenon/3749/compven.html